Más soluciones argentinas

Los titulares acomodaticios de Clarín para los tiempos que corren se intuyen. Ni siquiera hace falta comprar el diario: basta con toparse con alguno de sus clones sindicados, hacer zapping inadvertidamente y sorprender a su pata audiovisual en medio de un ejercicio de sinergia o que un link nos vincule, casi sin querer, a su versión online.

Algunos ejemplos, en un resumen versión cabeza, podrían ser: “Medidas para cuidar el empleo”, “Ojo con la crisis”, “Las automotrices amenazan con más despidos”, “Ola de suspensiones”, “El panorama laboral en 2009”, y demás. Claro que el poder más grande de un multimedio de este calibre es lo que omite, no lo que publica.

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El hombre que está solo y barriletea (?)

Arte gede y suburbano en Longchamps, ruta 210, ex fábrica de pan dulce Marcola. Otra fábrica recuperada para el pueblo argentino (?).

[vía sindicato La Fraternidad (?), rama Stefanelli]

Richardesca (?)

“De la mitad (de los 90) para adelante no pasó nada musicalmente (…) Arrancamos con Internet en el 95 y la globalización de la info y la data y de ser todos contemporáneos en todo el mundo. Tiene que ver un poco con eso y con la evolución natural del arte. Hablando de rock, ¿no?

Ahí es donde se empieza a desarrollar el rock más simple y más analfabeto, que de alguna manera le indica a los pibes que bueno, no es tan difícil tocar: con hablar de lo que pasa en la esquina salís a tocar y tenés minitas y para pagarte la merca. Realmente eso puede ser que haya desbaratado un poco las ambiciones artísticas.

(…) El mercado es chico, no hay una competencia sana que sirva para mejorar el hecho artístico. Incluso estoy bastante decepcionado con el público, que es tan poco exigente. Eso es tremendo. La otra vez iba por la ruta escuchando la radio y pasaban dos o tres bandas en un festival, y todos cantaban muy mal. Pero la gente se acostumbra a eso, y piensa: bueno, es así; entonces el artista tampoco se esfuerza.

Acá el problema es la vagancia, la holganazería. (…) Pero también es culpa del público que no es exigente, no escucha a conciencia. También es consecuencia de un montón de cosas a nivel educación y política que ni vale la pena meterse.

(…) Sería bárbaro que si tocás mal no te vayan a ver porque sos horrible. Sería la situación ideal.”

Richard Coleman en Revista Asterisco nº90, noviembre de 2008