Tribus primitivas

Perder la vida preocupándote por ti mismo. Ésa es la miseria, ésa es la verdadera condena estipulada por la venenosa serpiente enroscada en la espina dorsal de la sociedad: ¡tener la obligación de ser tú mismo, pudiendo ser tantos otros!

En las tribus primitivas se realizaba la siguiente práctica. (Si alguien) tenía un problema, todos los demás (…) se reunían en Consejo y se lo sacaban de encima, al problema.

Vos no tenés que tener ningún problema, el tuyo lo tienen los demás y vos tenés los de los demás que como no te importan porque no son tuyos podés solucionarlos. Porque cuando algo te importa, cagaste.

Mike Calypso

De un brillante compilado de textos de la Cerdos & Peces que anda dando vueltas por ahí.

La censura no…

Porque la censura no es ninguna joda, eh… Para muestra bastan los botones de los chinos, que se pusieron la gorra como locos.

[via taringa]

Moral vs. consumo

“En la Argentina, el consumismo moderno -cuya promoción apunta fuertemente al hedonismo, narcicismo, la individualidad y la responsabilidad, entre otros rasgos- coexiste (…) con una legislación conservadora con principios del catolicismo tradicional, lo que a su vez contribuye a la creación de un telón de fondo moral para millones de argentinos, la mayoría de los cuales a su vez son consumidores.

Esto crea ambivalencia y ambigüedades, (…) una modernidad de contraste. Es necesario entender la trayectoria económica y política de Argentina para delinear la idea de disyunción y dinámica asimétrica que subyace las actuales configuraciones culturales y sociales idiosincráticas de la ciudad capital, por ejemplo, la del consumismo moderno y los valores tradicionales instituidos en los discursos morales hegemónicos.”

Jon Tevik, Porteñologics, pp. 16-17, Editorial Antropofagia, Buenos Aires, 2006

Interesante hipótesis inicial de un libro que me regalaron sobre cierta clase “dominante” porteña y la dimensión moral de su snobismo cultural y consumista. Si pasan por Las Cañitas y ven a alguien leyéndolo, es que lograron vender una segunda copia (?)

Siempre se vuelve

Casi 20 días sin celular -por motivos que no viene al caso explicitar- renovaron mi ojo crítico y falta de tolerancia hacia ciertos especímenes, a saber:

Lo peor es que, desde que volví a tener celular, visto desde afuera debo ser una viñeta más en mi propia estadística insufrible.

Rehenes voluntarios

El primer mundo finalmente llegó a Argentina, aunque sea por un ratito. Fue varios años más tarde de lo que cualquier político nos pueda haber prometido, y aunque la del sábado en River fue decididamente una fiesta para pocos valió la pena haber estado ahí. Largamente esperada por todo fan de Pink Floyd que se precie de tal, la segunda visita de Roger Waters al país rankea entre lo más alto jamás visto en estas tierras.

Pese a lo que se había anunciado, no hubo grupos soporte y la espera fue larga pero no muy tensa. La ansiedad contenida -mucha- fue atenuada por las certeras elecciones (Tom Petty, Neil Young, etc.) del “musicalizador virtual” que comandaba los controles desde la pantalla. Por ejemplo, fue un lujo escuchar a Chet Baker susurrar “My funny valentine” en un estadio colmado por 50.000 personas que guardaban un silencio tan respetuoso como azaroso: ese oasis duró brevísimos segundos, hasta que la monada empezó a palmear reclamando que la cosa empiece de una vez.

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Se hizo justicia

No me animo a decir que es primicia, pero gracias a Sereneider (flamante agregado al blogroll) descubrí que Diario Popular tiene sitio en Internet. Sabiamente, los renegados del PHP (?) que han diseñado tamaño engendro reservaron una sección para nuestro venerado Osvaldo Chochó Santoro, quien había visto largamente postergado el sueño de poseer su propio espacio en la web.

La aparición online de esta nave nodriza (?) del foto-periodismo gatuno marca el fin de una era, convirtiendo en estéril la subsistencia en el tiempo de este espacio. Nos entregaremos en cuerpo y alma al gran Chochó un par de veces más como homenaje póstumo, pero nuestros días de rendir pleitesía al maestro al sordo grito de ¡Heil! están contados…