Tarde pero seguro

Confieso mi sorpresa cuando me contaron que Iorio había salido en portada de la Rolling Stone de este mes (bueno, del mes pasado). No le venía prestando atención a la RS, pero si alguien figuraba último en mi lista de potenciales candidatos a aparecer ahí (¡y en tapa!), ése era Ricardo. ¿Quedará alguien que no conozca el affaire Iorio/RS? Bueh, por las dudas…

Hace diez años, una nota firmada por Fernando Sánchez y Miguel Mora en la misma revista incluyó unas harto difundidas declaraciones antisemitas del amigazo de Jesu’, que no viene al caso reiterar. El marco de la nota era —o debió haber sido— mucho más amplio, pero por esas cosas de la vida (?) lo que trascendió fue una sola y desafortunada frase.

Hoy, la RS afirma que luego de ese episodio Iorio pasó a la “clandestinidad mediática” por elección propia, como si ésa fuera una práctica habitual en el mundillo del rock (Indio Solari hay uno solo… ah claro, y como ejemplo del fútbol está Costanzo (?)). Para refutar brevemente esa afirmación sin perder demasiado tiempo, digamos que Iorio volvió a hablar con la revista después de una década, en algo que se parece más a un “indulto mediático” que a un recreo de un autoimpuesto silenzio stampa. La nota del “regreso”, donde al pasar se menciona a este humilde blog (cosa que desde ya agradecemos), se enmarca en un dossier sobre los 30 años del heavy metal en Argentina, un esfuerzo interesante aunque hitero (?) e incompleto, seguramente por la eterna tiranía del espacio.

La entrevista de Juan Ortelli y Juan Morris al susodicho es buena y (sorpresa x 2) le dejó el monopolio de la mala leche a los redactores/editores/directores que diez años ha se encargaron de rasgarse oportunamente las vestiduras, con centro a la cabeza del INADI incluido. Y como no podía ser de otra manera, también dio pie a algunas neo-ricardescas que llegan a todos nosotros por el camino que supo recorrer el cacique Pichihuinca (?).

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Estrago no doloso (?)

Fileserve,con la ayuda de jDownloader, entró en la variante del captcha (?)-friendly. Ya no se puede confiar en nadie, así que por las dudas sigamos bajando cosas (?).

La chacarera en el orto

“Un día nos invitan los Carabajal a comer un asado. Y nosotros veníamos cortando camino porque no llegábamos. Total que los tipos no nos esperaron, y cuando llegamos se habían comido todo y estaban todos en pedo. ¡Había una mugre! Todo lleno de tierra, sucio, polvo, calor, ¡moscas! (…) No había ni para tomar un vaso de soda, se habían tomado todo. Tuvimos que tomar agua de una canilla toda sucia y estaba todo lleno de chorizos tirados, el piso de tierra regado con pedazos de carne. A nosotros no nos convidaron nada.

(…) Con el dedo gordo lleno de morcilla sucia, barro y moscas, subimos a la combi y no paramos hasta Buenos Aires. Me acuerdo que por Santa Fe comimos una hamburguesa y era como faisán al horno.

(…) Estos negros de mierda, hijos de puta, no nos esperaron ni para comer, encima de que vamos a grabarlos, por qué no se mueren con sus arañas pollito ahí. Una mala educación única. ¡Que se metan la chacarera en el orto, hijos de puta! ¡Viva el rock & roll! Hice bien en no tocar nunca la guitarra española.”

[Héctor Starc en El Cabildo del rock, Candelaria Kristof, Tomo Publishing, 2007]

Qué mejor momento para recordar la hospitalidad (?) de los santiagueños, ahora que están en plena faena para batir récords mechando más de 36 horas de chacarera non-stop.

La familia del rock aprovecha para saludar a los hermanos Carabajal y a las fuerzas vivas (?) de Santiago en esta gesta chacareril. Tomemos nuestras manos (?) y vamos a por la conquista de la ignominia apátrida del Guinness. O no. Les confirmo en breve (?).

Delgadito y joven

“La gente conocía masivamente las letras de Homero Manzi, de los Expósito, de Cadícamo… Y de golpe no hubo ninguna orquesta más, no hubo más bailes, no grabaron durante diez años. Eso lo pensó alguien, no es una casualidad.

Para contrarrestar eso, aparece una versión que te dice que cambió el gusto de la juventud. La juventud no sabía lo que había, no es que cambió el gusto de la juventud. (…) Alguien dijo que teníamos que vivir una cosa nueva, porque era más divertida, y ahí aparece el Club del Clan. Más claro no puede ser. (…) Todo el mundo parece que quiere ser delgadito y joven para siempre. ¿Están locos?”

Litto Nebbia en revista La Otra nº23, invierno 2010