Generalidades

En qué mierda irredenta se ha convertido el hincha de fútbol promedio. Y peor si es de “la popu”, si “te sigue a todas partes”. Si llega tres horas antes para putear al 9 de la reserva rival, que no sabe ni cómo se llama. Si cada perra vez que saca de arco el arquero del otro equipo participa del coro oligofrénico al estilo “Goooo… uuuh, ¡pooh-to!”. Ya no se puede ir a ver un partido y esperar una mínima dosis de no-barbarie (sé que civilización sería mucho, ya ni pido). Aguante el aguante.

Para ver míseros 90 minutos de un fútbol de dudosa calidad, los ingredientes 2007 son: comerte mínimo una hora de viaje para llegar, bancarte un operativo que es un chiste y te pasea por todos lados (para hacer una cuadra te hacen dar una vuelta de cinco, todo ante la atenta mirada de los autóctonos), los tres cacheos tan pero tan rigurosos que podés entrar hasta armas de guerra… ah, y que no vendan entradas en la cancha y las anticipadas salgan 14 mangos.

Si sigo así me voy a hacer adicto a la platea (no a los plateístas, atenti) y voy a terminar pensando que tienen razón los que me quieren codificar hasta el orto.

Pequeñas dosis

“Te convertís en exitoso y luego tenés que emular tu éxito para la gente que te llevó hasta ahí, y se convierte en la misma vieja cosa, una y otra vez. ¡Hay tanta gente tocando en piloto automático, tanta gente que se vende o zafa! En muchos de ellos es una adicción al éxito, porque no hay nada como el rugir de un estadio. (…) Pero sólo hay que tener una pequeña dosis de sentido común para darse cuenta que eso ya no está y se fue, que los tiempos ahora son diferentes”

Robert Plant en La Mano de este mes

Hace unos cuantos años, un inimputable como Jorge Rial advertía sobre los efectos colaterales de la exitoína, una supuesta droga de diseño que provocaba una de las más terribles adicciones no físicas: la compulsión por el éxito.

En el ambiente del rock, claro, no abundan las pequeñas dosis de sentido común a las que alude Plant. Últimamente han sido reemplazadas por grandes dosis de ego, cuentas bancarias abultadas y decisiones de escaso o nulo riesgo artístico. Resumiendo: lo que va de The Police y Soda Stereo a Led Zeppelin.

Por suerte Plant, que evidentemente sabe lo que hace y por qué lo hace, eligió las palabras justas para desmentir (¡gracias a Dios!) de manera rotunda el enésimo rumor de reunión del viejo y querido Zepp. Enhorabuena. No te mueras nunca, Roberto.

Everybody in the whole cellblock

Ca*****ros volvió a tocar en un lugar cerrado

El grupo Ca*****ros brindó anoche el primero de los dos recitales previstos para el fin de semana en el Orfeo Superdomo de la ciudad de Córdoba, en lo que fue el regreso de la banda a los escenarios cerrados tras la tragedia de República Cromañón, donde murieron 194 personas.

Unas 8.300 personas presenciaron desde las 19 el recital, que se desarrolló sin incidentes y con un operativo de seguridad discreto, pese a que los organizadores anunciaron un amplio despliegue de efectivos.

“Estamos en un lugar cerrado, imaginen cómo ando”, dijo el líder de la banda, el vocalista Patricio Fo****et, quien evitó hacer otras referencias sobre la tragedia durante el recital.

Ca*****ros, cuyos integrantes se encuentran imputados como responsables del incendio en Cromañón, repetirá la presentación mañana, para cuando se vendieron más de cinco mil localidades, informaron los organizadores.

[fuente]

Me imagino que la referencia del vocalista y pensador contemporáneo del rocanrol vernáculo hará referencia a que todavía anda suelto (él y sus secuaces, claro), ¿no?

A mí me gustaría imaginármelos de otra manera, confieso. Esperemos que no les quede mucho hilo en el carretel y que esta serie de shows al menos les sirva para irse acostumbrando a la vida en interiores.

El cholulaje extrañao me mira sin comprender

Gálvez (…) identificó en la primera mitad del siglo XX una serie de porteños y destacó en particular al admirador del éxito -a la vez que ridiculizó ese rasgo. Esto representa claramente (…) el cholulaje, práctica personificada por el cholulo/a. La palabra tiene su origen en una tira cómica, Cholula Starfan, en la cual aparece una joven totalmente obsesionada por la vida de los famosos.

Entonces, el concepto de cholulo se refiere al deseo y al esfuerzo que realizan quienes tienen como meta alternar con personajes famosos y formar parte de la farándula. A la vez, cholulaje también puede tener que ver con la relación que establecen los porteños con todo lo extranjero, una preocupación exacerbada por cómo se es visto y la celebración hacia las representaciones importadas de un “exterior” imaginado.

El cholulaje es ambiguo, selectivo y acrítico; selectivo en el sentido de que el objeto de deseo, pasatiempo o tendencia debe ser estimado por cierto segmento social; a menudo acrítico en la apropiación según lo que resulta necesario para la apreciación legítima -que se traduce más o menos en “está de moda, entonces es canchero”.

La conciencia/proyección de la mirada de los otros/la mirada desde el otro lugar -el sitio extraño e imaginado y la moda local, hasta un cierto punto una especie de panóptico foucaltiano por el cual la gente se modela y se disciplina en términos de apariencia, comportamiento y habla- tiene un gran peso.

Jon Tevik, Porteñologics, pp. 69-70, Editorial Antropofagia, Buenos Aires, 2006

Estoy bastante monotemático con este libro, pero no deja de sorprenderme cómo este país generoso, en el que cientos de miles de personas pasan hambre, le da de comer a las tesis doctorales de los intelectuales, universitarios et alt. más variopintos en todo el mundo.

Me aterra que un noruego, por más antropólogo y primermundista (?) que sea, nos saque la ficha de esta manera (y de ésta, y de ésta otra). En unos días cuelgo un par de definiciones más que indignan… porque en realidad uno las lee una y otra vez sólo para darse cuenta de que no hay mucho para discutir.