Mamá, mamá: no quiero realidad…

… dame Nave-Nave. Ése era el mantra de la misteriosa voz en off en el reducto de Nicaruaga y Canning durante las lisérgicas noches de los 90, entre temas de hip hop, tangos, performances y deformidades varias.

Ahora, como siempre hay un regreso, Nave Jungla también vuelve. Al nada accesible precio de 25 pesitos y en Niceto, los de bolsillo apto podrán acceder a otro revival en pos del viejazo que supimos conseguir. ¿Nos deleitaremos con el repertorio del hipertrófico arrabalero Omar Coronel? ¿Estarán los enanos de HiperHumor contando chistes de grueso calibre? ¿Habrá sobrevivido el indio Watanga y su temible látigo?

Pagaremos y veremos. Esperemos que lo del otro lado también garpe.

[gracias Xcos por el dato]

Otra noche en Flores

Salpicado de frases inconexas proferidas por el patriarca del metal pesáu criollo ayer en El Teatro de Flores. Durante la semana habrá ampliación de las ricardescas y una crónica del show en recis.

– “Hoy me llamó Ricardo Mollo y me dijo “¡el Teatro de Flores suena bárbaro!”. Pero ahora el Tano me dice que suena para la mierda. (…) Uno tiene ganas de decirle al manager ‘no seas tan ratón, viejo, contratá un profesional para el sonido’. Pero bueno, el profesionalismo no es otra cosa que estar sonando para la mierda y mantener la sonrisa”

– “Soy una persona grande ya, por eso a veces hago estos papelones. Pero bueno… como dicen, el show debe continuar” (reflexión posterior al porrazo que se pegó durante “Debes saberlo”, tercer tema de la noche)

– “De cojer ni hablar, pero de Almafuerte somos todos”

– “¡A cojer que son dos días y ya pasó uno!”

– “No somos como Soda Stéreo, no somos de Belgrano… (afectando la voz) ‘qué otra cosa puedo haceeeer’ . Nosotros somos del Oeste, laburantes de la música” (demagogia pura y dura, era un hit seguro y arrancó la ovación de las huestes metaleras al instante)

La deuda interna

En una extraña y oportunista nota con tufillo a operación de prensa moderada (en la línea de lo que vienen haciendo desde Canal 13 con Guinzburg y también desde TN en algunos programas), los muchachos de Ca*****ros dispararon desde las comodidades ofrecidas por la pasteurizada revista dominical de Clarín para seguir demostrando que se mantienen fieles a su perfil de lengua larga e ideas cortas.

“Veía a los padres de algunos chicos que murieron que aplaudían a los legisladores que echaron a Ibarra pero no hicieron nada para que no se les mueran los pibes” (Carbone)

“Le echaron la culpa a Ibarra y eran igual de culpables que él. ¿Qué hicieron para que no se prenda fuego el lugar? A los padres los usaron hasta que no les sirvieron más y después pasaron a ser los locos” (Fon***et)

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Saludo nazi

Resulta curiosa la opinión respecto del lunfardo del ex Ministro de Justicia (…) durante parte de la gestión de Ramírez, el escritor nacionalista y ultra católico Gustavo Martínez Zuviría. Conocido como un férreo defensor del habla castellana, además de ser un declarado antisemita, mantuvo una relación ambigua con los lunfardismos. Por un lado los respetaba (…) pero, por otro, si las frases tenían un origen extranjero, los denostaba. Tal el caso del saludo “chao”, que se expandía en la población a mediados del siglo XX. No sólo lo defenestra por ser un extranjerismo, procedente del “ciao” italiano, sino por sustituir el “adiós”, saludo que en la despedida nos remite “a Dios”. Martínez Zuviría atribuye a “los socialistas, los comunistas y ciertos liberales”, la difusión de esta clase de saludos.

La prohibición del lunfardo en la radiodifusión argentina, 1933-1953, Enrique Fraga, pag. 36, Lajouanne, Buenos Aires, 2006.

Por eso, ya saben: a los amigos judíos (?) hay que despedirlos con un simple “hasta luego”, cosa de no dar lugar a segundas interpretaciones.

A ver si todavía le tenemos que dar explicaciones al INADI por usar un saludo que, según parece, de inocente no tiene nada (?)

Síntesis y superación

José Mármol (…) caracterizó a los porteños como “gente que pasa con facilidad del llanto a la risa, de la seriedad a la puerilidad, de las grandes cosas a la trivialidad; gente de sangre española y mentalidad francesa”. Hay consenso en el chiste que representa a los porteños como personas que hablan castellano, comen como italianos, se creen franceses y quisieran ser ingleses. (…) También aparece en la obra de Mármol la asociación, menos favorable, de los porteños con una conducta poco sólida. En una ciudad donde todo el mundo habla sobre la corrupción, este aspecto también se ve reflejado en la preocupación del porteño por su reputación como impredecible y poco confiable. De esta manera se refirió Mirtha, una ama de casa de 50 años: “Somos muy exitistas, o sea, pasamos de la euforia a la depresión muy rápido, y demasiado a menudo sin haber pensado seriamente en la realidad de la situación en que nos encontramos”.

Jon Tevik, Porteñologics, pag. 67, Editorial Antropofagia, Buenos Aires, 2006

Lo bueno es que ahora, casi dos siglos después de Mármol, supimos acuñar una única palabra multipropósito que reemplaza a todas estas definiciones: barrilete.

Así que barriletes del mundo, uníos… pero sepan que competirán eternamente por el segundo puesto (de paso aclaro, ser nacional y ser porteño son dos cosas distintas).

Remeras que nadie escucha

En la fecha final del último Cosquín Rock, Pato Fon***et transformó su clásico gesto rockero de salir a tocar con la remera de una banda amiga en una jugada de marketing: se puso la camiseta de Rocanroles Argentinos, el “licenciatario oficial” de la banda, el localcito de Lugano que este año copó el mercado rockero de remeras y se convirtió en la nueva “casa matriz” de Ca*****ros.

En diciembre de 2006, Ca*****ros le ordenó a la cadena Locuras levantar el stock de la banda (excepto la discografía, que entra mediante el sello Pelo Music) de todos los locales de la cadena: musculosas, remeras, buzos, riñoneras, gorras, muñequeras. Ca*****ros mantuvo un vínculo comercial “de palabra” durante casi siete años con Locuras. Ahora, ese arreglo (fue) cancelado.

Según Graciela, la encargada del local de Once y esposa del dueño de esta compañía familiar, “después de lo que pasó en Cromañón, hubo acuerdos y desacuerdos con la banda”, aclara. “Nosotros siempre fuimos la casa matriz de Ca*****ros, siempre vendimos el merchandising de la banda; incluso éramos el principal punto de venta de tickets de sus shows. Pero ellos se pusieron cada vez más pretenciosos. Empezaron a pedir más plata. Y sí, ahora hay cuestiones legales de por medio que pueden llegar a un juicio.”

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