Al horno con el Papa (?)

Mehmet Ali Acga es un nombre que no dice mucho, salvo que uno se remonte a las noticias de 1981: fue el ciudadano turco que atentó contra la vida de Juan Pablo II. Hoy los diarios publican en tapa —o por ahí— que fue liberado, y es la oportunidad ideal para ungirlo en el panteón de los grandes justicieros espasmódicos de armas tomar, como Barreda, el Unabomber o el más reciente Massimo Tartaglia (ver sidebar).

Los cables sobre el tema afirman que “las personas que lo han conocido dicen que, desde el punto de vista de su salud mental, no hay nada anormal; señalan que es una persona lúcida”. Para ratificarlo, el mismo día de su liberación Acga emitió un comunicado que es un dechado de lucidez (?): “Proclamo el fin del mundo. Todo el mundo será destruido en este siglo. Todos los seres humanos morirán en este siglo. Yo soy el Cristo eterno.”

Luego de que sus escoltas le alcanzaran un par de Rivotril (?), aparentamente lo primero que pidió tras su excarcelación fue el rubro 59 de un diario de su país. También solicitó las coordenadas de “la casilla postal del gato éste que ahora sale al balcón del Vaticano”. Otras fuentes inextricables (?) afirman que ejecutivos de la TV italiana le habrían ofrecido conducir un programa de idéntico nombre al de este post.

Sin embargo, medios turcos afirman que su suerte inmediata será bastante distinta: será llevado “a una instalación militar y, posteriormente, a un hospital para que preste el servicio militar”. A no desesperar don Acga, medite sus opciones y no apure el tranco. Si alguna vez llega a andar por acá tiene una parrillada para dos a su nombre, invitación de la casa.

[fuente]