Road trip de cabotaje: Natas + Pez

El combo Pez + Natas es sin duda una oferta tentadora para oídos iniciados en esto del revival del rock setentoso. Ayer tocaron en La Plata, y estuvimos allí para contarlo.

Pero el viaje vino con sorpresas: antes de los dos grupos anunciados tocó un autista soporte local sobre el que es mejor no abundar. Era una típica banda de living: tenían la (falta de) actitud suficiente para tocar en el living de su casa, no más que eso. Técnicamente eran limitados y para colmo tenían que competir con los monstruitos que venían a continuación. No recuerdo cómo se llamaban ni quiero hacerlo… y quizás sea mejor así. El público de todos modos los trató correctamente; no así el sonidista, quien puso todas las perillas a cero una milésima de segundo después de culminado el último tema, sin darles tiempo ni a que dieran las gracias por el PA. Desde este humilde blog aplaudo ese gesto humanitario.

Cuando se empezaron a ultimar los detalles arriba del escenario para que suba Natas, la gente empezó a agolparse adelante de todo: se venía el plato fuerte de la noche.

“¿Podemos hacer una más?”

Un lugar como El Estudio, con capacidad para no más de 500 personas, es ideal para disfrutar de un show de estas características. Natas arrancó con la dupla Carl Sagan/Tufi Meme, y desde ese momento disfrutamos de un set de una hora que no dio respiros. Con El cono del encono, los pocos despistados que estaban en otra entendieron que la cosa iba en serio. Después fue el momento de una versión electrificada de Tomatito en medio de Traición en el arrocero, de pasar revista a un oldie como El Gobernador, y de seguir hundiéndose en las profundidades de Toba Trance con Humo de marihuana. El cierre, como siempre, fue de la mano del furibundo Patas de elefante.

Pero la monada no estaba conforme. Entonces Waldo, que tuvo una noche memorable (lo que a esta altura no sorprende pero tampoco puede dejar de destacarse), tiró la pregunta al aire: “¿podemos hacer una más?”. La gente empezó a pedir y Meteoro 2028 ganó la pulseada por robo: lo que se dice una despedida a todo vapor. No es por hacer promesas en el bidet, pero si todo sale bien puede ser que próximamente esté disponible la grabación pirata de este show. Ampliaremos…

“Vamos a hacer el final de nuevo, que salió mal”

De Pez se pueden decir muchas cosas; todas ciertas, todas parciales. Una definición posible es que se trata de una banda de virtuosos intentando hacer canciones. *Muy* lindas canciones, de eso se trata. Me aventuré hacia la capital del patacón virgen totalmente en lo que a ellos refiere, sin haber escuchado ni un solo tema de su cosecha pese a que días antes me habían pasado su discografía completa en MP3. Y el approach despojado terminó funcionando a la perfección: me llevé la mejor de las impresiones de su show.

Pero lo cortés no quita lo valiente: a veces son los propios integrantes de Pez quienes conspiran contra ellos mismos. La mejor/peor muestra de esto es el propio Ariel Minimal, un obsesivo incurable que estuvo desde 15 minutos antes de empezar a tocar quejándose del deficiente monitoreo. Luego, en el intervalo de los cinco primeros temas renovó sus “consejos” hacia el sonidista (de buena manera, pero insistente hasta el paroxismo)… ¡para luego promediando el show decirle que en realidad el PA estaba demasiado fuerte y lo que hacía falta era bajar todo un poco! Esos momentos anti-climax, sumados a la escasa onda de Minimal en su relación con el público, hicieron el show un poco menos disfrutable. Pero solamente un poco.

El set de Pez estuvo integrado en un 90% de temas de su último trabajo, Folklore (un discazo, dicho sea de paso). Pasaron Por siempre, 20 días sin dormir, Faltan miles de años más, Lo verás reir, alguno más que se me escapa y el cierre con el muy pedido Respeto. También hubo tiempo para Nubes toman formas tontas, Muralla china (con música de Piazzolla, un desafío a la medida del enfermito de Minimal) y El cantor.

Fue justamente al cerrar con Respeto que Minimal anunció eso de “vamos a hacer el final de nuevo…”. Dicho y hecho: para subsanar su falta de coordinación (ínfima y casi imperceptible, en rigor de verdad) de segundos atrás, el guitarrista y frontman hizo repetir el último fragmento del tema para finalmente, sí, caer a tempo junto al resto de la banda. ¿Obsesivo yo?

Resumiendo: Pez y Natas fueron, vieron y vencieron. Pero, ¿qué se le da a esta gente por tocar tan lejos? Quién sabe. Vienen de hacer un show en Morón, ahora tocaron en La Plata, la semana que viene van a Rosario y en septiembre… vuelven a presentarse en La Plata. En fin. Allí estaremos, de eso no cabe duda. Pero si seguimos así creo que vamos a necesitar un sponsor que nos banque los viáticos.