Natas@Niceto: el retorno de la tracción a sangre

Crónica express esta vez para el show de Los Natas del pasado viernes en Niceto. Hacía más de 6 meses que no iba a verlos… y la verdad que la espera fue cruel y mucha. El show pagó con creces todas las expectativas, por supuesto, y de paso aproveché el anzuelo extra de conseguir El Hombre Montaña antes de que estuviera disponible en el circuito tradicional de distribución.

Esta vez no habrá lista de temas, sinceramente no la recuerdo con tanto detalle. Espero que baste con decir que el show se dividió en dos, como siempre, y que la primera parte consistió en los 11 temas del disco nuevo, tocados en el mismo orden en que fueron grabados. Luego del intervalo, los 3 hombres se dedicaron a lo más clásico de su repertorio (Meteoro 2028, Traición en el arrocero/Tomatito, Rutation, etc.) pero escamotearon bastante: ese segundo segmento duró apenas más de media hora. Empezaron y terminaron de despedirse con una ígnea versión de Corsario negro, saludaron (entre ellos efusivamente y a la gente tímidamente, como suelen hacer) y se fueron. Un final inesperado y muy anticlimático, que contrastó con la temperatura que habían levantado hasta ahí a pura tracción valvular.

La gente, presente en mucho más volumen (tanto por la cantidad como por lo ruidosa) que otras veces, siguió prendida fuego y reclamando más un lindo rato, pero no hubo caso. Ese mini-desplante fue lo único reprochable de una noche muy disfrutable y donde todo salió tal cual lo esperado: el disco se vendió como pan caliente y el show fue, cuándo no, una garantía de potencia y porredumbre.

Ahora la banda volverá a presentarse el último viernes de mayo en San Isidro, en el teatro más smoke-free del primer cordón del conurbano. Pero no la van a tener fácil los androides segunda selección del Stella Maris. No faltarán quienes se hagan el viaje solamente para boicotear ese intento de represión a la especia, ese atentado a los sentidos, ese asado sin carne que pretenden vendernos como si fuera un manjar de los dioses.

Los nuevos riffs bajaron de la montaña para ser humeantes o para no ser nada.