AlmaXTC

Las ondas de amor y paz a cargo del Pastor Ricardo volvieron con todo ayer a la noche. Tocó Almafuerte en El Teatro de Flores y pese a que hay que destacar lo sólido del show, no pasó demasiado más allá de lo musical. No hubo ricardescas de las más heavies, de esas que huelen a mugre acumulada: el Richar’ habló bastante pero desparramó amor para todos lados, llegando al extremo de generar caras de sorpresa y aplausos forzados entre sus seguidores más acérrimos con algunos de sus dichos.

El show estuvo muy bien, la voz del susodicho estaba en una forma bastante buena (o yo estoy sordo, o la gente tapaba todo, o las 3 opciones a la vez), pero… la única crítica sería que la banda repite siempre, *siempre* los mismos temas. Ni vale la pena nombrarlos uno por uno, quien haya ido un par de veces a ver a Almafuerte sabrá de cuáles estamos hablando. Esta vez apenas salieron de la lista un par de Ultimando (“Todo es en vano” y “Con rumbo al abra”) para dejar paso a “Aguante Bonavena” y “El pibe tigre”, este último la única “sorpresa” que nos obsequió la banda promediando el show. El resto todo igual, desde la clásica apertura con “El visitante” (muy buena versión con Ricardo brevemente enchaquetado (?)) hasta los repetidos clásicos de V8 (“Muy cansado estoy”) y Hermética (“Tú eres su seguridad”).

Lo bueno: el lugar estaba a tope, unas 1.500 personas (o un poco más, soy malísimo para contar gente) y se veía bien de todos lados. Lo horrible: el detalle de no vender cerveza, el año pasado en la sucursal (?) de Colegiales vendían birra a morir en vasos gigantes y no pasó nada. Ténganles fe a los metaleros, putos (?)

Otra cosa que no puedo dejar pasar es que esta versión de Iorio rescatado, conciliador, paternalista, dicharachero (?)… es un garrón. Yo sé que algunos van con el versito de que a Ricardo lo quieren, que cómo puede ser que se siga haciendo mierda así, que por qué no se calma, que sería mejor que se rescate un poco, etc. Pues bien, todas esas variables se dieron -aunque más no sea por un rato y de forma fragmentaria- el sábado pasado y lamento comunicarles que el resultado dista bastante de ser interesante. Iorio rescatado y queriendo ser amigo de todo el mundo tiene tanta gracia como Maradona tomando Vitina y haciéndose una entrevista a sí mismo por TV.

Entre los interludios piantavotos (?) del amigazo de Jesu’ no faltó una mención sobre el accidente que sufriera el bajista de Catupecu (en realidad lo dijo más de una vez y pareció algo realmente de corazón y muy sentido) y hasta un reiterado pedido para que dejen tocar a Ca*****ros (increíble pero real). Este número (?) en particular dejó sin reacción a unos cuantos (yo incluido). Si habitualmente a Iorio le festejan hasta las que tira a la tribuna, las veces que tocó este tema apenas recibió tibios aplausos de grupitos de 30 ó 40 personas (recordemos, había arriba de una luca de gente). Todo para no hacer mención a algunas de las cosas que el propio Iorio dijo el año pasado sobre el tema. Repasemos:

– “Yo vivo en un pueblo donde hay muchas FMs y están pasando a Callejeros. Callejeros es mufa. Si yo estoy fumando y veo a uno que viene con la remera de Callejeros, ¡apago el pucho!”

– “Dos semanas antes, Almafuerte metió seis mil personas ahí mismo. Un muchacho encendió una bengala y otro le pegó un codazo y le bajó cuatro dientes. ¡Ese no enciende una bengala más en su vida! (…) Cuando pasan temas de éstos en las FMs me dan ganas de llamar y preguntarles quién les paga para pasar temas de estos muchachos”

[Fuente y fin del paréntesis dedicado a las ricardescas en el recuerdo]. Ante la escasa demostración de impronta del sábado pasado, entonces, mi conclusión provisoria sería que al amigo le cambiaron la rayuela por una pastilla de la felicidad, o que está enamorado, o que vio “La vida es bella” tantas veces que se la terminó creyendo. No lo sé, y en todo caso no me incumbe. El tema es que a esta altura uno va esperando -y con fundadas razones- una catarata de barbaridades entre tema y tema, y esta versión ricardesca de corazón con agujeritos (?) termina descolocando hasta a los más curtidos.

Racionalizando un poco a posteriori, la flayié (?) como que el Richar’ de repente se dio cuenta de todo el poder que detenta cuando está en el escenario (PODER, sí, y con mayúsculas: no es joda ser referente de tantos cabezas de maceta) y está tratando de bajar un par de cambios conscientemente. Tanto poder puede ser inmanejable si no se utiliza bien, y quizás Iorio haya pagado las consecuencias de algo de eso hace algunos años (y las sigue pagando, aunque ya no tanto).

¿Se imaginan lo que pasaría si a Iorio se le ocurriera decir -pongamos entre “El pibe tigre” y “Destrucción”– que viene una horda de visigodos por Nazca y están por tomar la ciudad? Seguro que no faltarán metaleros ávidos de inmolarse por la causa… (entiéndase esto lo más literalmente posible, no hay lugar para metáforas en el metal (?)). Incluso no faltará el overachiever que le traiga la cabeza de un enemigo en bandeja para que le dedique una versión a capella de “Triunfo”, o alguna barbaridad al tono. He ahí algo que no me quiero morir sin ver.