La fábrica de pobres

De un tiempo a esta parte, en esta fecha se suelen recordar los trazos más gruesos del golpe de estado de 1976. Desaparecidos, terrorismo de estado, el rol de las tres Armas, sus derivaciones y consecuencias políticas, etcétera. Se lo recuerda porque sin duda es lo más importante, lo que no debe olvidarse. Y está bien que así sea. Pero para rescatar un enfoque no siempre reflejado por los medios masivos en esta época del año, bien vale abordar las consecuencias socioeconómicas del último golpe de estado padecido en Argentina.

Gentileza del titular de Ramble Tamble, don Artemio López, el trabajo “El otro golpe. Transformaciones en la estructura social por el terrorismo de estado” realizado en 2006 por la Consultora Equis expone esta temática de forma concisa y contundente.

“El análisis se circunscribe a la región metropolitana porque es la única que posee memoria estadística oficial desde mediados de los años setenta, pero por el peso de esta región donde reside el 36% de la población y se realiza más del 50% del ingreso nacional, resulta representativo de lo ocurrido en todo el país.

(…) La estructura social configurada en el mes de octubre del año 1974 en las postrimerías del modelo industrial sustitutivo (…) mostraba características de muy bajos niveles de pobreza e indigencia que apenas impactaban sobre el 4% y el 2% de la población respectivamente. Por otra parte se constituía un muy amplio sector de clase media plena y media alta equivalente en conjunto al 78% de la población metropolitana total.”

“(…) La desarticulación del régimen industrial sustitutivo y su reemplazo por el de valorización financiera por parte de la última dictadura militar supuso en sus orígenes quintuplicar y triplicar los niveles de pobreza e indigencia hasta alcanzar el 20% y el 4,3% respectivamente, al tiempo que desmoronó a los estratos medios altos y medios plenos que, si en el año 1974 representaban el 78% de la población, en el año 1980 apenas expresaban el 38% de los residentes en la región metropolitana.

En sentido contrario, la clase media baja en riesgo de empobrecimiento creció complementariamente 130% en apenas un lustro, pasando de representar el 16% al 37% de la población metropolitana, mostrando el derrotero de empobrecimiento de las franjas medias plenas y medias altas durante la dictadura, que en un 52% descendieron al estamento medio bajo.”

Quizás esto sirva para que nos demos cuenta del origen de la impresionante cantidad de pobres e indigentes que supimos conseguir en los últimos 30 años. No los inventó la híper, ni la recesión, ni el desastre de la Alianza. Al menos no a todos ni a su carácter estructural.

Y no, dice Artemio que Néstor y Cristina tampoco fueron (?).