¿Nace un nuevo S*bisch?

¿Se acuerdan del señor feudal de Neuquén, que invirtió una cantidad obscena de plata para financiar su húmedo sueño presidencial de 2007? Los lobbies, la tremenda sobreexposición mediática y otras lindezas no pudieron evitar su estrepitoso fracaso: terminó detrás de Pino Solanas, cuyo presupuesto político podría compararse al de un cartonero cuando se avecinan las compras de Navidad. Eso de la historia repetida como tragedia no es joda: unos kilómetros al este, hay otro megalómano que aspira al sillón de Rivadavia.

Don Mario me caía simpático allá por principios de siglo, cuando se retobó ante la perpetuidad de Grondona en AFA hasta el extremo de acusarlo judicialmente de chorro anche evasor, y el nuevo orden pejotista postnuclear (?) se quería llevar el mundo por delante. Después, claro, volvió a la normalidad. Peleas por acá, roscas por allá, que siempre estuve con Duhalde, que me voy con Kirchner, que me peleo con los K porque me roban los soldados, que este linfoma de mierda me quiere escupir el asado (?), y ahora la expresión máxima de su delirio/quimera política: el lanzamiento de su candidatura presidencial para 2011.

Uno íntimamente se pregunta: ¿en qué pensará esta gente cuando se aventura en estas barrileteadas? ¿Cuánto representa Chubut en el padrón nacional? ¿Llega al uno por ciento? ¿Será una jugada para que lo coopten desde el peronismo diabólico en la red de transas, campañas sucias y acuerdos de fórmulas que ya debe haber empezado? ¿Realmente pensará que puede ser presidente? ¿Se tomará unos cafecitos con S*bisch después de cerrada la última mesa en la elección de 2011 para no sentirse tan solo en su fracaso? Chi lo sa.

Por ahora, lo único cierto es que ya empezó la pornográfica carrera por agarrar la manija dentro de dos años. Y el cadáver de los K ni siquiera tuvo tiempo de enfriarse.