La seriedad (no) es cosa seria

“Esta hipertrofia del fútbol comienza cuando el profesionalismo desborda su sentido etimológico para entregar el fútbol a una apetencia desorbitada para servirse del fútbol, que es la que instala en el fútbol el estipendo desorbitado y casi esquizofrénico que convierte a todos sus protagonistas (…) en un armónico enjambre de individuos autotorturados por la ansiedad y la angustia de los superlativos montos materialmente puestos en juego por el resultado de un partido, de un campeonato. Por ende: individuos precipitados (…) hacia los mismos bordes de la demencia, de la delincuencia, de la agresividad, cuando no de la concreta militancia en cualquiera de esas actitudes o en todas a la vez.

(…) El deporte, superada ya su concepción como juego o exponente de la cosa lúdica, no sólo ha ido en busca de su seriedad como actividad convertida en utilitaria sin nada de lúdica. Ha ido también a la exterminación de la alegría. (…) El deporte convertido de juego en actividad seria, donde la técnica y la ciencia dan su colaboración que transmite seriedad de cosa importante con muchos intereses en juego… produce sin embargo risa como cosa seria.

Y la risa llega a quienes comprendemos, pero no aceptamos, que bajo la realización profesional del deporte se instale todo lo que hace al mundo donde el hombre se endurece, se desespera, se disfraza, se deja de divertir y pasa a sufrir. Y en especial sufre porque no logra totalmente convencer de que su seriedad sea seria.”

Dante Panzeri, Burguesía y gangsterismo en el deporte, pp. 48-50