No seas tan ratón

Gracias a los cada vez más eficientes servicios del eDonkey, me agendé una copia en mp3 del disco que ven arriba, que aunque parezca exagerado considero una de las gemas perdidas del rock nacional de los ’80.

Si uno escucha sin prejuicios los primeros discos de Los Ratones Paranoicos ahora, una década y pico después, deberá admitir que pintaban para ser una gran banda, o por lo menos algo mucho más interesante de lo que son actualmente. Por eso es muy extraño cómo pasaron tan rápido de ser la next big thing a convertirse en una triste caricatura de ellos mismos. Las mismas letras que unos años antes olían a peligro (¡a veces hasta tenían metáforas!) se conformaron con abrevar en las mismas aguas, las del decálogo del rockerito reventado, en una inconsciente autoparodia que terminó por sepultarlos en el terreno de lo insufrible.

Quizás haya tenido mucho que ver el uso de “Vicio” que se hizo desde el programa de Tinelli, un experto en potenciar todo lo que toca en beneficio propio pero arruinarlo a futuro para el resto de los interesados. Quizás la postura de rockstar tercermundista de Juanse haya saturado, quizás ya de por sí el género que eligieron no daba para mucho más (hecho acentuado por el surgimiento de los rollingas como tribu urbana no demasiado simpática ante ojos ajenos) o quizás hayan aprendido muy fácil a poner el piloto automático y hacer de ellos mismos.

Qué habrá pasado nadie lo sabe, y es otro de los misterios sin resolver del firmamento rockero criollo. Como consuelo se pueden seguir escuchando los dos o tres discos de los Ratones que valen la pena. Hoy, con el diario del lunes, hasta parece que suenan mejor que antes.