What’s your favourite color, baby?

Tarde pero seguro, tengo que postear algo sobre la visita de Living Colour. Hicieron tres shows, dos en Capital Federal y uno en Córdoba, y tuve la suerte de (y el bolsillo apto para) ir a los que se hicieron en Buenos Aires.

Esta fue la tercera visita de estos marcianos muchachos a Argentina. Habían venido por primera vez en el ’93 para hacer tres Obras repletos. Fui a uno de esos shows y, sin exagerar, fue el mejor show de mi vida, incluso superior a bandas que me gustan mucho más y también tuve la suerte de poder ver en vivo. Luego vinieron otra vez hará cosa de cuatro años, pero no me enteré a tiempo y me quedé sin ir. Pero en el medio había venido Vernon Reid como solista para hacer un pequeño show en La Trastienda, que fue del noise al free jazz a unos bises incendiarios con temas de los Colour. Y por suerte volví a estar ahí.

Pero volviendo al presente, la poco publicitada -según se quejaba la gente que los trajo- visita de los neoyorkinos llegó a juntar el viernes pasado unas 3.000 personas. Obras tenía las populares cerradas pero el pullman y el piso bastante llenos. El show fue igual de impecable que el del ’93, pero esta vez el sonido no fue el mejor (sucio y no muy fuerte) y la realidad era que venían a presentar un disco que muchos no habíamos escuchado.

Por lo que se pudo escuchar de Colleidoscope, es un trabajo más que digno, sin muchos hits (como nos tenían acostumbrado en Vivid o Stain, por ejemplo) pero aggiornado y en la mejor tradición de la banda. Pero los Colour sabían que el show debía empezar con el pie derecho para mover a la gente, así que arrancaron desatando un pogo infernal con Type, de Time’s up.

Luego vino el momento de presentar los nuevos temas (retuve los nombres de algunos como Terrorism, Flying, In your name y Sacred ground), aunque los fueron mechando con algunos indestructibles del primer disco: Middleman, Memories can’t wait y el impresionante funk progresivo de Funny vibe. También hubo tiempo para el criminal hardcore de Time’s up y el doblete inicial de Stain: Go away y el soberbio Ignorance is bliss (setlist completo acá).

El show fue increíble pero, repito, el sonido no ayudó para nada. Sí lo hizo la entrega absoluta de los músicos, sobre todo de Doug Wimbish y Corey Glover. Vernon Reid, el violero y líder de la banda, parecía un poco más distante y sin tanta onda con sus compañeros, pero sí disfrutando a pleno del show y de la respuesta de la gente.

Huelga decir que estamos hablando de una banda de cuatro virtuosos que te apabullan con sus cualidades técnicas. Corey Glover, diez años después, tiene la voz intacta, con resto incluso para meter unos sobreagudos que hielan la sangre. Doug Wimbish es a mi juicio el más virtuoso de los cuatro (una competición que se define cabeza a cabeza, vale aclarar) pero estuvo más contenido y dedicado a disparar varias secuencias electrónicas. Will Calhoun es un batero con una versatilidad y un touch terrible, y lo que a veces pasa desapercibido en los temas se notó en toda su dimensión en el muy buen solo de batería que hizo (con lo odiosos que suelen ser…) promediando el show. De Vernon Reid hay poco que agregar: él fue quien armó la banda en su momento, es un músico reconocido unánimemente por sus pares y compuso (y compone) la mayoría de los temas de la banda. Aunque el approach noise que elige para la mayoría de sus solos a veces cansa, lo balanceó al internarse en intrincadas cadencias de acordes o prenderse en zapadas funk donde demuestra que prácticamente no hay límites para sus dedos.

Los Colour terminaron, como era de esperarse, con Cult of personality y ante el pedido de una monada al palo salieron a hacer Glamour boys para despedirse con un anuncio del que algunos ya estábamos avisados: tocarían al día siguiente en el Roxy, para unos pocos afortunados. No cabían dudas: iba a ser una oportunidad única y había que ir como fuera, incluso a expensas de gastar 100 mangos en un fin de semana (ugh… todavía duelen).

Y por supuesto, el show del Roxy fue apoteótico. Pese a que el lugar no es grande y lucía a medio llenar (unas 250 personas entre fanáticos de la banda, prensa y colados fashion) la entrega y la buena onda de los músicos nuevamente fue total. Antes del show, Wimbish y Calhoun estaban sacándose fotos con la gente e incluso el batero le comentaba las bondades de su disco solista (a la venta en los shows igual que remeras y otros adminículos Colour para la ocasión) a algunos interesados.

Esta vez arrancaron con el incendiario Desperate people (un tema que extrañamente habían dejado afuera el día anterior) y pronto se vieron las diferencias con el show de Obras. El sonido era bestial, los tipos estaban prácticamente al alcance de la mano y la cosa era realmente un lujo, como cualquier fin de semana en New York o Los Angeles donde uno puede elegir qué banda ir a ver. Acá no se podía elegir demasiado -eran ellos o ellos-, pero la sensación era la misma: los tengo ahí y están tocando para mí y unos amigos.

Además de ser un show obviamente más íntimo (aunque no unplugged, como se había anunciado con la intención seguramente de atraer más público), los grones nos regalaron algunas cositas que nunca podremos agradecerles lo suficiente: un cover de Tomorrow never knows (que está en el último disco), un temazo con olor a hit llamado Operation mind control (también de Colleidoscope) y un par de canciones que habían quedado afuera el viernes como Open letter (to a landlord) y Postman. El resto del set no varió con respecto al día anterior, aunque fue mucho más disfrutable. Sí hubo mucho más tiempo para las zapadas, en las que se lucieron especialmente Vernon Reid y Corey Glover, que obsequió yeites soul y gospel a discreción además de hacer stage diving sobre la gente durante los bises, igual que Wimbish.

No puedo dejar de repetirlo: estos shows fueron un lujo que nos dimos y nos dieron los Colour en un año con no muchas visitas internacionales de este relieve. Pese a lo caro de las entradas (50 pesos el campo para Obras si no se sacaba anticipada, 50 la entrada al Roxy) no se me ocurre plata mejor invertida.

Los que fueron sabrán de lo que les hablo. Y los que se lo hayan perdido… mi más sentido pésame.