Pequeña historia de la táctica II

Implotado por Ruizist! el 24.09.04 @ 10:44 | 3 comentarios
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“La Máquina” desde la táctica

La línea de forwards compuesta por Muñoz, Pedernera, Moreno, Labruna y Loustau era el engranaje fundamental de aquel formidable equipo de River Plate de 1942, al que apodaron La Máquina (o Los caballeros de la angustia, como los llaman quienes prefieren recordar su dificultad para definir algunos partidos antes que la perfección futbolística que alcanzaron). Pero aquél no sólo fue un gran equipo desde la calidad técnica de sus jugadores: también incorporó la nueva táctica del “WM”, tomada del Arsenal londinense de los años ’30. Esta innovación cambiaba el 2-3-5 por un 3-2-5 que incorporaba un defensor más (ahora había un back centro y dos marcadores laterales, en lo que puede tomarse como un primer antecedente de la línea de 3 tan en boga actualmente) y dejaba 2 halves en el centro del campo, para formar un “cuadrado mágico” con los insiders que bajaban a armar juego. La perfección técnica, el desmarque y el cambio de posiciones constante que poseía la vanguardia riverplatense de 1942 hizo que este esquema les cayera como anillo al dedo.

River repetiría con otro título en 1945, ya sin Moreno (vendido a México para convertirse en El Charro) pero con la aparición rutilante de un joven Di Stefano que en esos años se forjó a fuerza de piques y goles su fama de Saeta Rubia. El Di todavía estaba lejos de aquel jugador total que brillaría años después en el Real Madrid, pero su capacidad para penetrar las defensas rivales provocó que su equipo adoptara un nuevo esquema táctico: el “doble punta de lanza”. Seguían firmes los 3 defensores y los 2 halves, pero en la vanguardia ahora dos jugadores (en este caso Di Stefano y el eterno Ángel Labruna) cumplían la función de “9”. En los papeles los delanteros seguían siendo 5, pero en la práctica los insiders estaban ya decididamente ocupando posiciones en el mediocampo y los wings habían desaparecido momentáneamente para dejar paso a los “punta de lanza”, quienes a diferencia de los punteros no buscaban el desborde por afuera sino la diagonal hacia el área rival para llegar al gol, abastecidos por un armador suelto que tampoco podía considerarse un delantero propiamente dicho, sino más bien un mediocampista adelantado.

Transiciones

Este dibujo fue adoptado por húngaros y brasileños algunos años más tarde, cuando ambos estuvieron entre las potencias futbolísticas de la década del ’50. Pese a que en el fútbol criollo esta disposición táctica no tuvo un gran predicamento, es un antecendente fundamental del 3-5-2 que constituiría la próxima innovación en la materia varios años más tarde. A partir de este momento se empieza a observar la tendencia, lenta pero inexorable, que llevaría a la desaparición de los 5 delanteros del sistema clásico tal como se lo conocía originalmente. De aquí en adelante los delanteros serán 2 ó 3, nunca 5; y los viejos insiders pasaron a ser netamente mediocampistas, con responsabilidades tanto de armar juego como de recuperar la pelota.

Entre este momento y la rutilante aparición de Holanda en 1974, el esquema que se impone es el 4-3-3, primero más estático y luego con algunas variantes (era común que uno de los punteros bajara a la línea media para armar un 4-4-2, por ejemplo), en el que el elemento más destacable es la aparición de la línea de 4 defensores que muchos equipos conservan hasta nuestros días. En realidad no muchas cosas separan el clásico 2-3-5 del 4-3-3. Veamos: de los 5 delanteros quedan 3, el 9 y los dos wings. Los insiders pasan ya de forma clara al centro del campo, cosa que ya ocurría de hecho en muchos equipos que utilizaban el esquema 2-3-5; a su vez, los dos halves que acompañaban al centre-half se reconvierten en laterales. Eso no significó un cambio tan radical porque de hecho las funciones de los halves dentro del 2-3-5 eran defensivas casi en su totalidad, pero sí trajo aparejadas mayores responsabilidades para el “centrojás”, que debió multiplicarse para entrar en este nuevo esquema al no tener ya una referencia definida a sus costados.

(continuará…)

[fuente: Historia del fútbol argentinoEl Gráfico, 1991]

3 comentarios »

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  1. Sobre la Máquina…Los hombres de punta eran Muñoz, wing por derecha, y Labruna. Loustau bajaba y subía por la izquiera, y lo propio hacía Moreno por derecha. Pedernera jugaba en mitad de cancha, casi como centromedo bis, iniciando la jugada junto a Moreno.
    La WM había sido traída a la Argentina a fines de los 30s, por el húngaro Hirsh, quien lo usó en Gimnasia y Esgrima La Plata.

    Comentó Rainer el 24.07.07 a las 5:10 pm — #permalink

  2. No es cierto que la W-M fue traída por “Hirsh”, que no era “Hirsh” sino Hirschl, y que no trabajó en Gimnasia a fines de los ’30 sino a comienzos de esa década. La W-M la empezaron a usar aquí en 1941 San Lorenzo debido a que su técnico era Oscar Tarrío, quien había conocido ese sistema en su paso por el fútbol de Portugal y Francia, y River con el húngaro Francisco Platko -y posteriormente Renato Cesarini- como DT.

    Comentó Esteban Bekerman el 16.04.09 a las 7:21 pm — #permalink

  3. Sobre la Máquina…Los hombres de punta eran Muñoz, wing por derecha, y Labruna. Loustau bajaba y subía por la izquiera, y lo propio hacía Moreno por derecha. Pedernera jugaba en mitad de cancha, casi como centromedo bis, iniciando la jugada junto a Moreno.

    Comentó labella el 29.04.09 a las 10:30 pm — #permalink

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