Viaje de espíritus

Implotado por Ruizist! el 12.09.04 @ 23:50 | 3 comentarios
Temas recurrentes: Monotenático |

Nueva cita con Los Natas en el Teatro de los Espiritistas, el pedorro Lasalle. Llegamos temprano con unos amigos, cosa de asegurarnos un lugar de privilegio en la parte baja de la sala (acá, a diferencia del Empire, también hay pullman). Anticipadas no conseguimos y los de la boletería se lo estaban tomando con mucha calma, así que hasta las 11 y monedas la cola no se movió. Finalmente nos hicimos de nuestra entrada y pasamos al hall del teatro… pero las puertas de la sala todavía estaban cerradas.

La cosa venía de cuelgue, cuando no, y aprovechamos para pedir una cerveza. Pero hete aquí que en medio de la ingesta empezaron a dejar pasar a la gente hacia el interior de la sala y una mini-horda de resueltos nateros se abalanzó hacia los asientos de adelante. Los segundos que nos llevó liquidar la Quilmes bastaron para disminuir nuestras chances: quedamos adelante, pero bastante de costado. Shit happens.

Un rato después de acomodarnos arrancó la banda invitada, Los Peyotes. Muy bien recibidos por la gente (tenían un interesante número de glamorosos fans desperdigados por la sala), comenzaron un set al que prefiero no calificar demasiado. Me limitaré a describirlo brevemente, con la mejor de las leches posibles.

Garage de Perú

Así se autodefinieron los soportes mediante su rechoncho frontman. Como rótulo es simpático, pero más se ajusta a la realidad decir que hacen una especie de retro-rock psicodélico estridente y over the top que a mí, particularmente, me hinchó soberanamente las pelotas al segundo tema.

La banda tiene cinco integrantes, todos vestidos de rigurosa remera roja, pantalón y chaleco negros: bajo, batería, un guitarrista y un tecladista, más el cantante a quien que de tanto en tanto se le daba por aporrear una pituca Fender Jaguar. Los temas sonaban potentes y bastante ajustados, pero eran iguales entre sí hasta la exasperación. El volumen de las voces, potenciado por los terribles berridos del cantante y los que hacían los coros, terminaron por inclinar la balanza hacia el lado de lo insufrible.

El yeite de “miren que locos que somos, hacemos temas re-power” acabó con mi paciencia casi instáneamente. Por eso al segundo tema enfilé de vuelta para la barra, donde encontré a otro amigo que había llegado tarde. De todas maneras hay que reconocer que la gente la pasó más que bien con Los Peyotes, y exteriorizó su conformidad con alaridos de diverso calibre, contenido y calidad. Quizás la falta de conexión con el acto soporte haya sido un problema mío, que había ido ahí para otra cosa: quería ver a Los Natas.

Monjes negros

A esa altura de la noche, una mezcla de aburrimiento y violencia contenida contra el acto soporte me había llevado directo a las fauces del porro. Uno de los pibes con los que fui había traído una provisión de pasturas nada despreciable, por lo que ya de arranque nomás estaba del orto total. Así que disculpen si la crónica no es muy detallada ni precisa.

El show empezó con sorpresas: aparte de los tres integrantes de la banda, apareció en escena una sección de vientos compuesta por cuatro encapuchados que parecían estar invocando al mismísimo Belcebú con sus instrumentos. La apertura fue con el theme song de una peli un fragmento de una obra de Wagner, en una versión rápida pero no por eso menos ominosa. Como golpe de efecto inicial, buenísimo.

Luego vinieron Tufi Meme/Ciudad de Brahman -enganchados- y la cosa siguió tomando color. Al cuarto tema, Waldo lo presentó con una ironía: “Ahora vamos a hacer una romántica”. ¿Y qué tocaron? El cono del encono. Una verdadera animalada, con esas cuerdas al aire en DO que te hacen conmover hasta los dientes. Un chiche.

Después se abrió la puerta del Toba Trance: el combo Traición en el arrocero/Tomatito, La sepa y Qué rico entre otros (no me pidan que cabecee… no me puedo acordar *todos* los temas). Para cantar Tormenta Mental esta vez fue subió una mina, terrible bestia de más de 1,80 que se la bancó bastante bien pese a no tener mucho dominio de escena. Fue una versión femme fatale del tema de Hawkwind, como bien anunció Waldo antes de marcar cuatro para terminar de descerebrarnos a todos.

Algo para señalar es que, lamentablemente, están quedando cada vez más afuera los temas de Ciudad de Brahman y Corsario Negro. Esta vez tocaron tres temas nuevos (cuatro, si contamos el cover cinematográfico wagneriano del principio), solamente dos del Corsario y tres de Brahman. Pero bueno… será cuestión de dejarse llevar hacia lo que venga después del Toba Trance y escuchar los temas más viejos en el discman o en casa.

“Se está clavando un chori”

La seguidilla del final, entre los dos o tres últimos temas del set y los bises, fue apoteótica. En el último tramo del show tocaron el ya mencionado Qué rico, Corsario Negro (donde nuevamente estuvo como invitado el trompetista del anterior show en el Lasalle, que también formó parte del cuarteto de vientos del principio), el muy festejado Meteoro 2028, un tema nuevo bastante poderoso y Patas de elefante. Terminada la brutal exhibición de Waldo en este último tema, se retiraron de la escena los otros dos miembros de la banda. El batero no se hizo mucho problema y empezó a acomodar los maltrechos cuerpos de su instrumento. Al ratito volvió Sergio Ch., pero Gonzalo Villagra no aparecía. Ahí fue cuando Waldo soltó un inocente “¿Dónde está el Gordo?”, recibiendo como toda respuesta desde el público la sutileza del título. “¡Se está clavando un chori!”, gritó uno que estaba una fila atrás mío. Nice.

Queda dicho: los nateros estaban inquietos y gritones, pidiendo por más. Incluso había un par a alarido pelado desde el fondo que pasaron de simpáticos a molestos (sobre todo para Waldo, que ya tenía cara de mala leche debido a algunos extraños pedidos, aunque finalmente capeó el temporal sentadito y estoico desde su banqueta). Teniendo que consensuar uno o dos temas de despedida, el batero devino en improvisado mediador entre Gonzalo Crudo Villagra, el más entusiasta de los tres, y Sergio Ch., que aparentemente tenía algo mejor que hacer y no veía la hora de rajarse a la mierda. El bajista propuso la dupla Soma/Humo de Marihuana, pero la poca predisposición del violero, apenas disimulada, hizo que la oferta se redujera rápidamente al último de los temas.

Y así fue nomás. Luego de las estrofas que cantan odas al humo difícil de resistir, terminó uno de los mejores shows que le haya visto a Los Natas en lo que va del año. ¿O será que me emocioné más de la cuenta gracias a los favores de María? Quién sabe… y a quién le importa. A la salida, con la ultimate high que traía me compré una remera, de puro ensartado nomás (por razones de fuerza mayor terminé llevándome una de Corsario Negro, con un dibujo de una moto sobre fondo negro). Me despedí de mis amigos y me fui caminando por Perón, sonriente y achinado. “Ya sé que ponerme para el acústico“, pensé.

3 comentarios »

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  1. Alta crónica amigo!!! muy detallada por cierto. Buscándole pelo al huevo, las proyecciones no me parecieron muy a tono con los cuelgues a pesar de que me encontraba bajo la posesión del THC y en ese estado me viene bien cualquier cosa. La única que me hizo flashear fue la que mostraba a una tribu indígena realizando una danza en donde se veía a uno de ellos disfrazado de astronauta ¿X Files?. También como que el escenario en ocasiones estaba demasiado iluminado, quizás era eso lo que me impedía hacer el vínculo música-proyecciones. Exceptuando lo dicho fue una velada inolvidable como todo show de Natas. Vos directamente estabas pogueando desde el asiento chabon!!!

    Comentó El Pollo el 13.09.04 a las 11:45 am — #permalink

  2. tarde pero seguro =P
    alto comment eh? jaja
    tiene la fecha de mi cumpleaños jeje =P
    son unos grosos…

    Comentó fernanda* el 26.09.04 a las 2:45 am — #permalink

  3. Alta banda. Yo los ví en Rosario, cuando vinieron en mayo. Lo groso fue que cuando terminó lo de Natas subió uno de los “roadies” a contar un chiste y a pesar de que fue malisimo, todos lo aplaudían.

    Durante el recital, Waldo preguntó “¿que quieren que toquemos?” y un flaco gritó “Sabbath”, yo grité “Kyuss” y Villagra dijo “Sabbath, Kyuss” y esbozó una sonrisa irónica que fue como decir “minga que les vamos a tocar eso fumones de mierda”. Emotivo.

    Saludos y sigan disfrutando de la música de estos fenómenos.

    Comentó Demon Cleaner el 17.07.05 a las 1:09 am — #permalink

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