¡Vamos Luigi!

Ayer fuimos con un amigo a ver al Flaco Spinetta a un teatro de Martínez. Debe haber sido lo mejor que hice en el año, por lejos.

Poder ver al Flaco en vivo es claramente uno de los motivos por los cuales no hay que irse del país. El tipo saca discos hace 35 años (el primero de Almendra es del ’69, creo) y sigue vigente como nunca. La voz de Spinetta es un prodigio: tiene más de 50 años y canta con más volumen, sustain y mayor rango que varios pibes de 20.

El Flaco arrancó con un set acústico junto a Claudio Cardone, el tecladista. El primero de ese puñado de temas fue Barro tal vez, y con eso solo la entrada ya estaba paga. Pero había más.

En esa media hora inicial, Spinetta desempolvó dos gemas de La la la (Un niño nace y Pequeño angel) y hasta sorprendió haciendo un tema de su hijo Dante (creo que era Ruégame, pero no estoy seguro), cerrando este mini-set con Plegaria para un niño dormido.

Luego vino el núcleo duro del show, es decir el material del último disco de Spinetta, Para los árboles: desfilaron Sin abandono, Cisne, Vidamí, Agua de la miseria y otros más que se me escapan. Más adelante vino lo más jugoso: la banda prendió el reactor del sauna de lava eléctrico para mechar algunas canciones de Silver Sorgo como Bahía final y El mar es de llanto (éste ya en la primera tanda de bises, según creo recordar). Y terminaron a todo vapor con Perdido en ti, de Los Ojos.

Luego de un breve intermezzo (nadie creyó en la prematura despedida que ensayó el Flaco salvo algunos desprevenidos), Spinetta volvió de vestuarios con energías renovadas para una media hora final en la que desgranó algunos golden oldies como La herida de París, Oh magnolia (no tan oldie) y Seguir viviendo sin tu amor, que cerró el show.

Fue un auténtico lujo poder ver en vivo al Flaco Spinetta en tan buena forma. Su banda actual, que no tiene mucho rodaje todavía, es irreprochable. Mucho protagonismo para el tecladista Claudio Cardone, muy solvente aunque algo contenida la bajista Nerina Nicota (mujer de otro grosso de las cuatro cuerdas, Guillermo Vadalá) y con anchas espaldas para bancarse todo el batero Cristian Judurcha, un sesionista de frondosos antecedentes.

Ni idea si Spinetta seguirá tocando por Capital o el Gran Buenos Aires (seguramente sí), pero una cita obligada para poder verlo de nuevo será la primera fecha del Quilmes Rock, la primera semana de octubre. Nunca más cierto el lugar común: vale la pena ser testigos de este momento de gracia del Flaco. A tu salud, Luigi.