¿Vos sos argentino?

Implotado por Ruizist! el 24.02.04 @ 3:14 | 11 comentarios
Temas recurrentes: Ser nacional |

Vos que usas la palabra “negro” para describir a alguien con menos plata que vos. Vos que cruzás la calle si ves un cartonero. Vos que no sabés lo que es que te falte algo. Vos que te llamas (…) argentino… si haces lo que escribí arriba, no sos argentino. Sos un pendejo malcriado que no sabe lo que es pasar hambre, lo que es salir a trabajar de chico porque no tenés otra. ¿Qué te hace pensar que porque tenés plata sos mejor que los que no la tienen? (…) No sos argentino si te creés superior a los que limpian las calles, juntan nuestra basura, te ordenan el cuarto y te destapan el inodoro. Mirate un poco y date cuenta que no sos lo más.

Fragmentos de un mail que anda circulando por estos días. Para quedarse pensando, más allá de coyunturas personales (y diferencias de estilo en la redacción, pero bueh…).

11 comentarios »

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  1. A la mierda con todo, son todos unos negros cabeza de termo, ¿quien tiene empleada? Yo limpio mi casa y aca todos nos deslomamos. Es para los pendejitos de guita ese mail. Y ser tolerante con la brutalidad y la ignoracia nigga no le hace bien a nadie , créanme.

    Comentó Wally el 06.05.06 a las 4:07 pm — #permalink

  2. CHE ! SOLO PARA ARGENTINOS
    Disculpe, ¿me dice dónde hay un quiosco?

    Una familia ecuatoriana, marroquí, boliviana, rumana o peruana, cuando descubre que lo ha perdido todo, compra un pasaje de oferta y viaja a España para seguir siendo pobre en otro país. Una familia argentina, en cambio, antes de sucumbir económicamente, antes de caer en lo más bajo y hediondo de la indigencia, hace un último esfuerzo y pone un quiosco en su propio barrio. Lo último que hace un argentino antes de bajar los brazos no es buscar nuevos horizontes, sino endeudarse con un proveedor de golosinas. Por ese motivo, y no por otro, en España no hay argentinos pobres.
    Quiero decir, no hay argentinos pidiendo monedas por las calles de Madrid, ni latinkings rosarinos en Barcelona, ni mafias porteñas, ni familias mendocinas que mandan a sus hijos a robar teléfonos, ni mendigos bandoneonistas, ni prostitutas de veinte euros que se llamen Carolina o Daniela. Hay pobres de casi todas las razas y colores, pero no argentinos. La razón es sencilla: los pobres de Argentina no emigran, mueren quiosqueros en sus propias casas, mueren alimentándose con golosinas caducadas y sin conocer el mundo.
    En otros países se usa más el suicidio, el exilio, el alcoholismo o la degradación personal. Los argentinos tenemos un sistema un poco más extraño de asimilar el fracaso. Abrimos la ventana que da a la calle (en general la habitación del abuelo muerto), ocultamos la cama y la mesa de luz, llenamos el ropero de galletitas, alfajores y cigarrillos Jockey Club, y nos jugamos la última ficha a la mínima expresión del microemprendimiento: el quiosco propio.
    Es una jugada extraña, porque lo que menos hace falta en Argentina son quioscos (hay uno cada ventisiete metros). Pero sin embargo siempre alguien supone que poniendo otro más no pasará nada malo. Algunos pocos están bien provistos, pero la mayoría son quioscos tan escasos como la creatividad de sus dueños, y solamente te ofrecen veinte o treinta cosas inútiles (en un buen quiosco debe haber, como mínimo, más de doscientas cosas inútiles). Y entonces ocurre que la frase que más utiliza un quiosquero novato es “de eso no tengo, pero me están por traer”.
    Más de la mitad de los argentinos ha sido dueño alguna vez de un quiosco. Y el 98% de la población tiene un amigo que trabajó en uno. El quiosco forma parte de la vida diaria de los argentinos, mucho más de lo que nosotros mismos imaginamos mientras vivimos allí. Solamente nos damos cuenta de la importancia de los quioscos el día que emigramos y desaparecen de nuestra vista.
    A España sólo se muda la clase media argentina: el joven profesional, el futbolista incipiente, el cantante malo pero honrado, el psicólogo mentiroso, el publicista sensible y también su novia, la modelo descerebrada. Pero el argentino pobre se queda en casa. Y la verdad es que esta tendencia nos está matando. A nosotros, digo: a los argentinos de clase media que vivimos en España, la ausencia de quioscos nos está dejando un vacío en el alma y otro, de dimensiones similares, en el estómago.
    Como es por todos sabido, los argentinos no entramos a los quioscos por necesidad alimenticia, sino por angustia oral. Según un estudio, el ser humano que camina tranquilamente por la calle piensa en sexo cada ocho segundos. Los argentinos también, pero usamos los siete segundos restantes para fantasear con cosas rellenas de dulce de leche. Nuestro ritmo mental se comporta con esta cadencia:
    -…teta, cabsha, fantoche, shot, cubanito, concha, jorgito, milka, tubbi tres, tubbi cuatro, culo, aero blanco, minitorta de águila, teta, cabsha, fantoche triple -y vuelta a empezar.
    Cuando un argentino pisa España por primera vez y recorre los bulevares sin rumbo fijo, descubre a los quince minutos que algo va mal, muy mal en su paseo, pero no atina a descubrir qué es. Es como caminar por las calles de un mundo paralelo, casi idéntico, pero con siete errores.
    ¿Qué es lo que me pasa-se pregunta el argentino-, por qué me vienen estas ganas de llorar? Al rato, descolocado su aparato digestivo, el recién llegado descubre el fallo: ha andado más de veinte minutos por una avenida y no se ha topado con ningún quiosco.
    Por lo general, la primera conversación entre un argentino recién llegado y un español es la siguiente:
    -Disculpe, ¿me dice dónde hay un quiosco?
    -¿De periódicos? -pregunta el español.
    -No, no. De cigarros, biromes, chocolatines, hilo de coser, alfajores, tarjetas de teléfono, cinta scotch, libros, tornillos, hojas cánson, planisferios, revistas, pelotas de rugby, linternas, ginebra bols, desodorante, helados, alcohol fino, café, panchos con savora y desinfectante para matar sapos.
    El español indica como puede:
    -Vamos a ver -dice-. Los cigarros los encuentra en el estanco, el hilo en la tienda, los libros en los supermercados, el helado en la heladería, la comida rápida en un burger, los tornillos y la linterna en la ferretería, las hojas y el mapa en la papelería, la revista en el odontólogo, el alcohol en los bares, las pelotas de rugby en Francia, y lo demás no tengo ni pajolera idea porque no existe.
    -¿Y los alfajores?
    -De eso por aquí no hay.
    -¿Y entonces qué comen ustedes cuando van por la calle?
    -Generalmente cosas con atún o con chorizo.
    -¿Y dónde compran eso?
    -En la panadería.
    El quiosco es una de las costumbres argentinas más difíciles de explicar a un español. Es posible que te escuche con atención y más tarde te diga “ya, ya, entiendo”, pero en realidad sigue en blanco. Sólo se hace una idea fugaz, pero no puede ir muy lejos con la idea. Su estructura moral no concibe que en un solo sitio se puedan conseguir todas las cosas del mundo, a cualquier hora del día o de la noche. El español medio no comprende el concepto de síntesis, ni la urgencia de tener un antojo a las tres de la mañana.
    Hay otras muchas costumbres argentinas que el español no comprende: el peronismo, por ejemplo; la televisión por cable, la palabra “prolijo”, el relato radiofónico de fútbol en donde un locutor dice qué pasa con la pelota en lugar deconversar, la ironía publicitaria, la autocrítica, el cine subtitulado, etcétera. Son todas nebulosas difusas en el cerebro ibérico. Pero la ausencia del concepto ‘quiosco’ es, de todas sus taras, la más grave.
    El día que el español conozca las ventajas de los quioscos es posible que se convierta en una raza entretenida. En vez de gastarse las monedas en las tragaperras y las horas muertas en los bares, comerían más alfajores y descubrirían que nadie puede ser dichoso en un país en el que al chocolate duro lo rellenan con chocolate blando.
    Es hora de que los argentinos pobres de Argentina descubran que hay que instalar los quioscos aquí, en España, donde de verdad hacen muchísima falta, y no en el propio barrio, donde ya el nicho está saturado y en caída libre.
    Somos miles y miles los argentinos que, en España, no sabemos qué hacer cuando caminamos por la calle. Vamos en ayunas a los trabajos, no tenemos envoltorios que tirar en la vereda, hace años que no nos robamos un encendedor del estante de abajo, lustros enteros sin leer el horóscopo del bazooka. Y lo que es peor: estamos a punto de olvidar el olor de la bananita dolca, que es peor que olvidar el rostro de nuestras madres.
    Necesitamos de la pobreza de nuestros hermanos en desgracia, queremos volver a sentir el suave cosquilleo del sobreprecio de las cosas. Estamos dispuestos a consentir que nos den mal el cambio, queremos abrir nosotros mismos la heladerita de los conogoles y congelarnos los dedos. Queremos los bonobon derretidos del verano y los guaymallenes de fruta que nadie quiere. Queremos esos sánguches espantosos que vienen adentro de un plástico. ¡Queremos quioscos!
    Argentinos pobres: hay un mercado enloquecido que está pidiendo a gritos un quiosquero en cada cuadra de España. Somos capaces de subalquilar nuestras propias ventanas que dan a la calle, y de pintar a mano para ustedes un cartel que diga ‘kiosko’, las dos veces con k, con tal de que se incorporen a nuestras vidas europeas y nos llenen las manos de sugus, aunque sean todos de menta. No nos importa que bauticen a sus kioscos con la primera sílaba del nombre de sus tres hijos menores. Es más, echamos de menos esos nombres espantosos.
    ¡Aquí! ¡Aquí, en la madre patria, es donde estamos ansiosos y vírgenes de quioscos! ¡No allá, que hay muchos, sino aquí! Necesitamos hombres tristes, esposas despeinadas, adolescentes drogados y abuelos paralíticos que, con cara de hastío y de muerte en vida, nos vendan un paquete de cerealitas a través de una ventana.
    Los estamos esperando, hermanos pobres; con los brazos abiertos, la sonrisa en la boca y los puños llenos de monedas de cinco, de diez y de veinticinco.

    SOLO PARA ARGENTINOS

    Comentó rudy el 02.04.07 a las 6:41 pm — #permalink

  3. Lo único que faltaba: argentinos autotitulados “de clase media” (más bien post-medio pelo y ciudadanos de segunda océano de por medio y sin testigos que lo corroboren) en el exilio tratando de pobres y -solapadamente- de cagones a los que se quedaron en el país.

    Internet da para todo, a veces lamentablemente…

    Comentó Ruizist! el 02.04.07 a las 7:33 pm — #permalink

  4. orgullo argentino kiero expresar con este recite ke supe heredar, por ser kien no olvida o ha de olvidar, patria, bandera y sentir nacional…..jajajaja nunka mejor empleado

    Comentó FaKu el 03.04.07 a las 4:58 pm — #permalink

  5. asi se abla

    Comentó gabriel v el 26.03.08 a las 4:11 pm — #permalink

  6. todo lo qe dice y se atribuye el tal rudy esta en el libro “España perdiste” de Casciari..esta bn…los argentinos somos asi y la necesidad d un qiosco es unica..el texto esta barbaro..pero la mejor forma de decirlo es citando al autor o persona qe dijo eso no??y no diciendolo como si rudy hubiera escrito y todas las magnificas ideas qe las puso Casciari hubieran salido d la cabeza de rudy. Mas respeto para un gran escritor y gran libro como lo es España perdiste

    Comentó pao el 22.05.08 a las 3:43 pm — #permalink

  7. “todas las magnificas ideas qe las puso Casciari”…….. magnificas? por favor, creo hubo algo bueno en la crisis del 2001, se llevo a muchas ratas que abandonaron el barco, y me recalienta que ahora opinen desde alla sobre nosotros, son pateticos,el otro dia me pasaron un link donde organizaban un cazerolazo en Madrid!!!. No fueron a buscar otra vida?.

    Comentó Un metalero federal el 27.05.08 a las 8:07 pm — #permalink

  8. volviendo al texto “vos sos argentino?” ..osea que ser argentino es ser pobre?.. prefiero entonces ser cualquier cosa menos argentino..

    Comentó lucas el 17.08.08 a las 8:08 pm — #permalink

  9. no ser argentino no es ser pobre es ser empobrecido ., que es distinto ., empobrecido por gobiernos que miraron para afuera y empresarios pensando en invertir en miami ., por los krieger vasena ., los martines de hoz ., los sourille ., los alsogaray ., los alemann ., los caballo y tan hijos de puta ., que liberalismo de por medio pensaban mas en las recetas del fmi que en el pueblo …, el general torrijos decia .”entre la necesidad y la razon ., primero esta la necesidad ., por que la necesidad es la mas importantes delas razones ” primero sacar el hambre despues sigue la salud , y luego la cultura ( para no caer de nuevo) ., y no que estemos pensando en el riesgo pais ., el riesgo pais es que vuelvan los radicales .., viva peron carajo

    Comentó saderey el 19.08.08 a las 9:10 am — #permalink

  10. QUE PEDAZO DE TRAGALECHE EL QUE ESCRIBIO “SOLO PARA ARGENTINOS” Y OTRO TRAGALECHE MAS IMPORTANTE EL QUE LO POSTEO EN EL COMENTARIO.

    Comentó PATO el 19.08.08 a las 1:40 pm — #permalink

  11. No hay alfajores en españa ? que raro porque es un postre arabe que los soldados españoles llevarón aca.. Los argentinos no inventarón nada jaja ni el Mantecol (griego), ni la milanesa (italiana de milano) absolutamente todo de comida que hay en argentina se encuentra en varios paises..
    Eso es una riqueza pero decir que un producto es argentino cuando no lo es, se llama una boluda total..
    Y además ustedes hablán de argentina, pero se fuerón durante la crisis, son unos cobardes naa más, que se acostumbren a su nuevo país y que se queden por alla. Basta de pelotudos.

    Comentó Sicko el 01.05.09 a las 5:32 pm — #permalink

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